Quiero un mundo donde quepan muchos mundos. CHIAPAS, MÉXICO


Era un 26 de diciembre del 2014 cuando pise por primera vez tierras Chiapanecas. Llegando a Tuxtla Gutiérrez desde Guadalajara, un vuelo de dos horas, para de ahí partir a San Cristóbal de las Casas una hora de camino, donde comenzaría la aventura con mis compañeros de viaje: Poncho, Tony y Alex.



 Al caminar por primera vez por la Calles de San Cristóbal empecé a percatarme de la diversidad de culturas: Gente indígena vendiendo artesanías, extranjeros que colaboran en proyectos en comunidades indígenas alrededor del estado por tiempo indefinido. Visitan la ciudad y se enamoran de la gente, la naturaleza, la cultura y la diversidad y sin pensarlo tanto, empiezan a colaborar en proyectos en comunidades indígenas quedándose a vivir en Chiapas por tiempo indefinido.


Chiapas te enamora desde que lo experimentas y lo vives. Te atrapa esa diversidad y color que solo encuentras en este lugar.



Cada comunidad Indígena tiene su propia lengua y autonomía y se distribuyen así:


Al siguiente día nos dirigimos rumbo a los ¨altos de Chiapas, ¨ nuestro destino sería ¨Acteal¨, en el municipio de Chenalhó comunidad indígena conocida internacionalmente por ¨La matanza de Acteal¨ incursión paramilitar que atacaron indígenas tzotziles de la Organización de las ¨abejas¨, los ataques se llevaron a cabo el 22 de diciembre de 1994. Teniendo 45 muertos entre ellos niños y mujeres embarazadas.
La organización de las abejas se formó en el año 1992 con la finalidad de trabajar en conjunto a favor de sus derechos y conformar una comunidad que trabaja por el bien común y la justicia. Así es como surgieron las abejas trabajando de la mano con el Centro de Derechos Humanos de Fray Bartolomé de las Casas (FRAYBA)


Para llegar, hay que adentrarte en el cerro y manejar varias horas. Hay varias maneras de llegar ahí, la manera que yo les recomiendo es en taxi que lo tomas en la calle cerca del mercado. Es una carretera con muchas curvas, en el camino vas admirando las comunidades y las distintas dinámicas, autonomías y hasta trajes típicos que van cambiando de una comunidad a otra. Te encuentras con unos paisajes de ensueño donde no quieres quedarte dormido y quieres fotografiar lo más posible el camino.

Llegando a Acteal después de 2 hora de trayecto el tiempo cambia y se vuelve más lento.








Llegamos con las manos abiertas y agradecidos por el recibimiento de la mesa directiva de Acteal.  Ahí el tiempo no corre, no existe. No hay prisas, solo existe el hoy y lo que hay en ese preciso momento. No veo preocupación ni acelere. Percibo una energía autentica y serenidad.


Los niños se ríen contigo, te miran para que juegues con ellos. Las señoras bordan y están enfocadas en sus artesanías, los de la mesa directiva dialogan mejores formas de organizarse y así va transcurriendo la vida en Acteal.
Duramos 3 horas y partimos de nuevo a San Cristóbal, esperando las camionetas que las tomas en la carretera y te cobran 20 pesos y te dejan cerca del mercado donde también tomas los taxis.

La experiencia en Acteal me dejó conmovida, fueron solamente 3 horas, pero suficientes para darme cuenta de la importancia de respetar la diversidad, de ver por el otro, de que la palabra justicia es dignificar a las personas, de respetar las costumbres y tradiciones. Sobre todo, aprendí que no hay una mejor cultura que otra, sino simplemente son diferentes y cada una tiene su encanto.

Esta tiene el encanto de lo simple, lo cotidiano, los colores de los trajes típicos, la lengua distinta a la tuya, la forma de organizarse, los niños corriendo libremente, la habilidad de crear artesanías coloridas y la Lucha por la justicia y sus derechos.
Ese día fue espectacular, no lo olvidaré…

Al siguiente día siguiente partimos rumbo a ¨San Juan Chamula¨ está a 10 kilómetros de San Cristóbal, puedes llegar en los colectivos que encuentras en toda la ciudad y te cobran 5 pesos.


San Juan Chamula es famosa por su iglesia, puedes visitarla pagando 5 pesos y no puedes tomar fotografías al interior debido a las tradiciones ¨chamulas¨

La iglesia es única en el mundo, es muy peculiar. No es la típica iglesia católica. Esta es una iglesia con creencias prehispánicas donde los creyentes rezan frente a velas de diferentes tamaños, el piso se viste de ramas de pino, siendo este un árbol sagrado para los chamulas. La iglesia está llena de figuras de santos que tienen espejos con el objetivo de que el creyente se refleje y ahí ante ellos confiesan sus pecados.

Me tocó ver a varias familias chamulas haciendo rituales con una gallina, una Coca-Cola y la bebida típica de ese lugar llamada ¨Posh¨ aguardiente de la región que lo utilizan en estas ceremonias. Ahí a través de estos elementos le piden a su Dios y lo veneran.
Sales de la iglesia y te encuentras con un gran mercado, donde podrás conseguir el ¨posh¨ llevarte una botella a casa, así como adquirir artesanías locales.




     

Termine este gran día tomándome una foto con mi amigo Fernando, niño Chamula que me enseño unas palabras en Tzotzil.



Te invito a seguir disfrutando de estas experiencias en Chiapas en mi siguiente articulo donde conocí un caracol Zapatista y otra comunidad llamada Tzajalchen
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